Una conversación real

“Hola, te gustaría saludar a la reina?”  Recibí este mensaje una tarde, 20 días antes de la llegada de la Reina Margarita II. Por supuesto fue una alegría y un honor que pensaran en mi para representar a la colectividad de Necochea e intercambiar unas palabras con ella.

Días después se comunicó telefónicamente Jesper Andersen, coordinador de eventos reales, para comprobar la fluidez de mi idioma danés, asesorarme sobre los temas que podía tocar y aprobar lo que tenía pensado contar. En primera instancia los temas políticos debían ser dejados de lado.

En esa conversación me contó que fue un pedido expreso de la reina, la visita a la zona de la colectividad. El impacto que tuvo en ella su visita en el ’66 la animo a volver y traer a su hijo Heredero al trono, para que pueda vivir y conocer a los descendientes daneses en Argentina.

Los días siguientes transcurrieron rápidamente, encontrar el atuendo adecuado según los especificado en la invitación recibida “elegante sport” y organizar las ideas para expresar la importancia que tenía la visita para nosotros y para mí personalmente.

Llego el día, salimos a las 7 de la mañana para llegar con tiempo a Tandil. Ya a las 10 había un vallado circundando la iglesia danesa y la municipalidad. Algunos invitados estaban asignados a participar de la visita al monumento de Juan Fugl, otros a la misa en la Iglesia Danesa y otros al acto protocolar en el salón blanco de la municipalidad.

Yo estaba asignada a participar en el salón blanco. Por lo tanto a las 10,30 me encontraba allí, pero el vuelo de la reina se retrasó por lo que un café fue bienvenido. El balcón estaba decorado con flores amarillas dando un aire festivo al evento por venir. Al entrar en el salón debimos presentar el dni y ubicarnos en lugares preestablecidos. Allí anunciaron las normas que deberíamos adoptar “respeto, silencio, aplaudir lo necesario, no cruzar las piernas y sobre todo guardar y silenciar los celulares”

Al ingresar la reina se hizo un respetuoso silencio, solo interrumpido por las palabras de bienvenida del intendente de Tandil Miguel Ángel Lunghi y el cónsul

    
danés de Tres Arroyos Eduardo Dam. Se entregaron presentes a la reina y a su hijo, luego salieron al balcón para saludar a los presentes, como se acostumbra en Dinamarca..La reina vestía un hermoso traje de chaqueta, falda y sombrero color fucsia como solo ella puede hacer y el príncipe estaba de elegante sport.

Una vez finalizado el acto partimos a la recepción en la hostería Ave María. Debimos recorrer 7 km. Ya en el lugar debimos presentar nuevamente el dni para acreditar el ingreso. La seguridad era notable pero no intimidante, siempre trajeados con auriculares, los guardaespaldas reales circulaban con seriedad y concentración.

Mientras realizaban la conferencia de prensa, los invitados pudimos degustar un aperitivo al aire libre. Aunque el clima se presentó nublado por momentos y ventoso, el lunch se llevó a cabo en la zona parquizada y en una carpa se podía degustar una picada de fiambres y quesos. Luego circularon las típicas empanadas y chori panes antes de servir carne. El menú, según me comentaron, fue a pedido de la familia real.

Dos grupos de baile folclórico argentino y danés representaron varios números. La combinación de trajes coloridos y la vegetación del predio daban una sensación agradable de libertad y alegría.

En determinado momento se me acercó Jesper. “–Cuando llegue el momento tenés que pararte en este lugar junto a la carpa. Yo voy a guiar a la reina hasta tu posición, por lo que es importante que no te muevas de aquí. Ah!…y pedile a alguien que este a tu lado.-“

En un primer momento no comprendí el porqué de tanta organización, pero al acercarse la reina todos se agolparon a su alrededor imposibilitando el paso y visibilidad.Luego de lo que me pareció una eternidad, los nervios siempre juegan una mala pasada en estos momentos, llegó el momento. Me saludó cordialmente, con una hermosa sonrisa y muy atenta a lo que tuviera que decirle, y yo en ese momento intentaba recordar las palabras de Jesper “la primera vez se dice Su Majestad luego le podes decir usted”.

Le conté más o menos lo siguiente:

“Mi abuelo fue guardia real del castillo de Amalienborg (residencia de la familia real) durante los años ‘20 y siempre me contaba sobre sus vivencias, entre ellas mencionaba que cada vez que hacia mucho frio el rey Cristian X (el abuelo de la reina) enviaba un poco de licor para que pudieran mantener el calor. Luego viaje a Dinamarca para conocer mis raíces y en un momento trabajé como Au pair(niñera) de un miembro del ministerio del interior y comisario de EU, vivíamos detrás de la iglesia de mármol junto al palacio en la calle Stor Kongensgade (la gran calle del rey) y para mi sorpresa pasaba por allí

la guardia real a la hora de hacer el cambio de turno. En esos momentos me acercaba a la ventana y les dedicaba un pensamiento a mi abuelo y a la familia real. Hoy trabajo en la escuela danesa de Necochea y como representante de esa comunidad puedo decir que es para nosotros un gran acontecimiento, para la comunidad escolar es vivir un cuento de príncipes y princesas donde son partícipes. Es importante sentir que la reina se interesa por los descendientes y quienes se interesan por sus raíces. También puedo comentar que los alumnos juegan al handball y tienen oportunidad de ganas en más de una oportunidad.”

Puedo decir que la reina me escuchó atentamente, haciendo pequeños comentarios o acotaciones. Luego fueron a ver el asado y al pasar el príncipe a mi lado me agradeció las palabras.

Luego la tarde transcurrió entre charlas y bocadillos. Conversé con un guardaespaldas, un ministro y asistentes de Tandil, Tres Arroyos, Necochea y Buenos Aires. Y a las 16hs emprendimos el regreso, cansados de un agotador día, pero felices por la experiencia vivida.

Cristina Bisp

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