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El velódromo, ubicado en la avenida 10 y calle 135, en el Parque Miguel Lillo, es un lugar donde la gente va a pasar el día, produciendo una pequeña cantidad de basura que queda expandida por alrededores. El mismo no cuenta con la recolección de residuos diarios ya que los camiones municipales no llegan hasta ese sector. Al no encontrarse tarros de basura las personas no tienen lugar donde tirar los residuos que producen y a ellos se les suman los producidos por la cancha de al lado. Esta zona de encuentro de los niños para andar en bici o jugar, puede terminar como un micro basural si la ciudadanía no toma conciencia. Belén Benavidez, |
directora de Gestión Ambiental municipal, propone que para que mejore la situación hay que concientizar a través de las nuevas generaciones: “va tener más influencia si lo dice un nene de 6 años a sus papás que si lo digo yo por televisión”. El encargado de la limpieza de este lugar es la Municipalidad, la cual hace algunas recolecciones parciales, ya que el camión de desechos no pasa por allí, porque sería un servicio muy costoso. Los tarros de basura serían necesarios, y se están por colocar, aunque cada persona que genera residuos es la responsable de ellos y debería encargarse. Hay veces que se tiran desechos voluminosos por “flojera” de llevarlos al basurero, pero con solo llamar a la Municipalidad, ellos se encargan de la recolección y los llevan sin ningún tipo de costo. Este problema se ve reflejado en varias zonas de nuestra ciudad y todos nos vemos afectados por ellos, debemos actuar antes de que esto se convierta en un daño irreversible. |
| Columnistas Saluzzi, Velazquez, Esparza y Echavarria de 4 Comunicación |
